LONJA I, ‘tira de cuero, correa larga’, ‘pedazo ancho y delgado de carne y de otras cosas, especialmente de tocino o jamón’, en ambas acs. se tomó del fr. longe ‘correa, en especial la empleada para sujetar un animal’, ‘mitad de la canal de un animal sacrificado’: en la primera ac. el vocablo francés es aplicación especial del fr. ant. longe, femenino de long ‘largo’; en la segunda ac. el origen es incierto a causa de la ac. ‘lomos de persona’, muy frecuente en la Edad Media, que sugiere una etimología *LŬMBĔA ‘perteneciente al lomo’, pero no es improbable que sea extensión del sentido ‘témpano de cerdo u otro animal’, que puede explicarse por el adjetivo longe ‘larga’.
1.ª doc.: 1.ª ac. h. 1325, Juan Manuel; 2.ª ac. parece hallarse ya en J. Ruiz, a. 1330.
De la otra ac. el primer testimonio parece hallarse en Juan Ruiz: la monja tentada por la Trotaconventos se defiende con la fábula del cuervo y su queso, y concluye «non es cosa segura creer dulce lisonja, / de aqueste dulçor suele venir amarga lonja; / pecar en tal manera non conviene a monja: / religiosa non casta es perdida toronja» (1443b); aunque el texto no es trasparente, parece tratarse de una alusión anticipada a la toronja de que se habla luego, fruto en el que alterna la dulzura con el amargor, luego se trataría de la ac. ‘rebanada de fruta’. Con posterioridad las referencias son generalmente a la carne de cerdo: Nebr. define «lonja de tocino: frustrum suillum», en términos análogos se expresan J. de Valdés (Diál. de la L., 126.22), Oudin y Covarr., y Aut. dice «el trozo ancho y delgado que se corta de los perniles de tocino»; la referencia al tocino no es absolutamente precisa puesto que Góngora habla de cortar una lonja de jamón, y en otro pasaje emplea el vocablo con alusión obscena a un hombre; modernamente no es raro que lonja se aplique a la carne de cualquier animal, y aun al pedazo largo y delgado de cualquier materia (de césped en el ej. de Alejandro Oliván citado por Pagés)2. Lo único constante es la forma alargada, la idea de pedazo cortado de algo: generalización que se habrá producido en castellano por la coincidencia de los dos lonja, que ya Covarr., como hoy la Acad., tendía a definir conjuntamente. En francés longe es hoy precisamente la de ternera, más que de otros animales, pero en lo antiguo fué común aplicarlo especialmente al cerdo (Roman de la Rose, v. 11751); con referencia a animales el vocablo es frecuente desde princ. S. XIII (God., ll. cc.). Pero en el idioma vecino, a diferencia del castellano, longe no es una rebanada, sino toda una mitad de la canal de los animales, «moitié en long de Péchine, depuis le bas des épaules jusqu’à la queue», es decir, lo que en castellano se llama un témpano o una hoja: en el pasaje citado del Roman de la Rose se trata de un glotón desmesurado, que come «de porc au meins une longe», y así claramente en casi todos los ejs3. Nada más claro semánticamente que derivar este sentido del lat. LONGA, puesto que se trata de un pedazo que abarca toda la longitud del animal. Sin embargo, es verdad que el vocablo en los SS. XII, XIII y principio del XIV aparece además como sinónimo de ‘lomos’ y con referencia al hombre. Por esta razón la opinión de los romanistas, poco menos que unánime, desde Diez hasta Bloch, saca longe, como término de anatomía humana o animal, de un lat. *LŬMBĔA, adjetivo derivado de LUMBUS. Sólo Salvioni, RIL XL, 1055, protestó, en nombre del sic. longa «schiena del maiale, schiena degli animali», que en Calabria es longa o logna, y ya aparece en aquella forma en la Vita del Beato Corrado, texto siciliano del S. XIV («portami di la carni di lu porcu, zoè di la longa»), y M-L. se adhirió, incorporando el vocablo a su artículo LONGUS. Por lo demás es sabido que el fr. longe tuvo amplia fortuna extranjera, pues de ahí proceden: ingl. loins ‘lomos’ [princ. S. XIV], oc. mod. lounzo, lonzo, lonjo «longe de mouton, de veau, la moitié de l’échine», lounzo de biòu «filet de boeuf» (Mistral; igual ac. loûnzo en Sauvages, Visner, Vayssier; lounjo en este último), con el paso regular en lengua de Oc de nj a nz4; de ahí pasó al it. lanza, por lo común en plural, lonze, «l’estremità carnose della testa e delle zampe degli animali grossi macellati che rimangono attaccati alla pelle nello scorticarli», también ‘lomos, flancos (de persona)’, y por otra parte al cat. llọnza, ya documentado en el S. XV, en la ac. ‘pedazo de carne de carnero, etc., adherida a una falsa costilla’ (Fabra), en Valencia «morrillo: porción carnosa que tienen las reses en la parte superior y anterior del cuello» (Escrig): la procedencia francesa del vocablo se confirma al advertir que en Desclot (fin del S. XIII) les lonzes se refiere a una parte del cuerpo de un guerrero (p. 336)5. Dada esta amplia difusión, y el hecho de que li lonzi di lu cavallu ya se mencionan en la Veterinaria siciliana del S. XIV (ZRPh. XXIX, 592), no se puede desconocer el derecho que asiste en principio a Bertoni (ARom. V, 102) cuando se niega a abandonar el étimo *LŬMBĔA y admite que el sic. ant. longa pudo venir también del fr. longe, con trasposición a la fonética del dialecto. Bloch hace valer en favor de *LUMBEA la variante loigne (de donde el ingl. loin y el calabr. logna), que en efecto es muy frecuente en el francés medieval. Pero advirtamos que es argumento ambiguo y de escasa fuerza, pues también longe en la ac. ‘correa’ tiene la variante loigne, logne, y con grandísima frecuencia (God.): ahora bien, ahí no cabe otro étimo que LONGA. Pudo haber influjo de éloigner (equivalente antiguo allonger, eslongier), pero en realidad parece tratarse de un fenómeno de fonética dialectal francesa: junto a grange GRANէCA se halla graigne, gragne, etc., especialmente en hablas del Este y el Nordeste; junto a mensonge es frecuente mensoigne desde muy antiguo y de ahí viene el it. menzogna, pero el tipo etimológico MENTIONICA está confirmado inequívocamente por el oc. messorga, cat. ant. monçónega, y últimamente parece abandonarse del todo la idea de una variante *GRANIA o *MENTIONIA, vid. el FEW y Gamillscheg, EWFS, en los artículos correspondientes6. Loigne no es, pues, buena prueba de *LŬMBĔA7. Y no hay duda de que un étimo único LONGA simplificaría la cuestión. En conclusión el problema no puede resolverse por ahora definitivamente, pero el origen francés del vocablo castellano en ambas acs. no admite dudas.
1 Igual en catalán coetáneo: «posar les longes al esparver: alligare pedes accipitris loro vel pedica», 1575, On. Pou, Thés. Pue. 57.― ↩
2 Ya Percivale (1591) define en términos generales «a great pièce or part», aunque luego agrega lonja de tocino.― ↩
3 Quizá tenga la ac. castellana en el texto de 1412-4 que cita Godefroy, aunque no es claro. En un misterio del S. XV publicado por Jubinal (I, 20) el contexto no nos ilustra sobre la idea exacta.― ↩
4 Levy recoge un ej. medieval de longas de mouton, interpretando lonjas, pero no hay mucha razón para dudar de que ahí la g se pronunciara oclusiva.― ↩
5 La z sorda del it. lonza quizá se explique por influjo de lonzo ‘flojo, sin fuerza’, que según M-L. (REW, 5167a) vendría del longob. lunz ‘perezoso’ (comp. Pieri ALLG XV, 131 y ss.; M-L., ZRPh. XXIV, 142). Sin embargo, habrá que tomar en consideración el cat. llonze ‘persona que no se da cuenta de nada por falta de vivacidad’, que Spitzer (Litbl. XLVIII, 129) trata de explicar semánticamente a base de llonza ‘falsa costilla’. Estudiaré el problema en mi DECat., en relación con el mall. llonzí, de sentido diferente.― ↩
6 Se ha tratado recientemente de este problema fonético en ZRPh. LXV, 247, y Dupire, Mél. Haust, 137, artículos que no se hallan a mi alcance. Pero V. el estudio concluyente de Jud en VRom. X, a propósito de mensonge.― ↩
7 Tampoco lo es la glosa «vertebra: cardo vel lumbia» (CGL II, 596.33), que parece indicar una ac. ‘charnela’. ↩